
La tasa de infertilidad en España se sitúa en el 17% de la población y seguirá aumentando con los años, afectando a una de cada seis parejas. El sobrepeso, el estrés, el consumo de tabaco y residuos tóxicos, la edad tardía y la contaminación del ambiente son algunos de los principales factores que la producen. Según los especialistas, alrededor del 40% de los casos de infertilidad se deben a problemas masculinos, otro 40% a femeninos y el 20% a causas mixtas. Por este motivo es completamente imprescindible que antes de intentar la concepción de un bebé exista un periodo de preparación por parte de los dos miembros de la pareja. Analicemos los factores más determinantes:
EL SOBREPESO
La obesidad femenina está relacionada con resultados adversos fetales y neonatales como sufrimiento fetal, hipoglucemia, ictericia o malformaciones congénitas e incluso el riesgo estimado de muerte fetal. Por otra parte, en el tejido adiposo se encuentran acumuladas gran parte de las toxinas de nuestro organismo; por tanto, cuanto mayor sea el porcentaje de grasa de nuestro cuerpo, mayor número de tóxicos estaremos acumulando.
CUANTO MAYOR SEA EL PORCENTAJE DE GRASA DE NUESTRO CUERPO, MAYOR NÚMERO DE TÓXICOS ESTAREMOS ACUMULANDO.
Es importante realizarse un diagnóstico antropométrico entre tres y seis meses antes del embarazo para determinar valores como el Índice de Masa Corporal (IMC), el porcentaje de grasa y agua o la masa muscular. Si el peso o el porcentaje de grasa de alguno de los padres es alto, sería indispensable realizar un tratamiento nutricional llevando a cabo una dieta antiinflamatoria con el objetivo de obtener una reducción del peso y aumentar el consumo de alimentos que fomenten la función de detoxificación del hígado para eliminar los tóxicos contenidos en el tejido adiposo.
Dentro de este grupo de alimentos podemos encontrar las coles (repollo, coliflor, brócoli, kale…), las alcachofas, los puerros, el ajo, la cebolla, el cardo mariano, el rábano o el apio, entre otros.
Otro factor a tener en cuenta es que el hiperinsulinismo crónico produce una secreción aguda de hormonas andrógenas, y de leptina, que impiden la ovulación. Reducir alimentos de alto índice glucémico, como dulces, azúcares o harinas refinadas, y sustituirlos por hidratos de carbono más complejos, como cereales integrales, legumbres o frutas de bajo índice glucémico, ayudaría en el tratamiento. Además, con el aumento de estos alimentos conseguiremos nutrientes como vitaminas del grupo B, las cuales mejorarían la calidad del esperma y los ovocitos.
EL ESTRÉS
En la actualidad es uno de los factores más importantes que está alterando todos nuestros procesos fisiológicos.
Debido a que el hipotálamo regula tanto las respuestas al estrés, como las hormonas sexuales, es fácil comprender que el estrés puede causar infertilidad en algunas mujeres. El estrés excesivo puede incluso llevar a la supresión del ciclo menstrual. En los casos menos graves, puede causar anovulación o ciclos menstruales irregulares. Cuando la glándula pituitaria se activa por el estrés, también produce mayor cantidad de prolactina, y niveles elevados de prolactina pueden provocar una ovulación irregular, aumentando la incidencia de infertilidad.
Dado que el aparato reproductor femenino contiene receptores de catecolaminas en respuesta al estrés, se puede afectar a la fertilidad al interferir con el transporte del óvulo y los espermatozoides a través de la trompa de Falopio o alterando el flujo sanguíneo uterino. Por tanto, el estrés oxidativo altera la ovulación, la producción de hormonas, la calidad de los espermatozoides y de los ovocitos.
Reforzar las defensas antioxidantes para neutralizar el estrés oxidativo sería de vital importancia. El consumo de vitamina C, vitamina E y zinc favorece la producción y la movilidad de los espermatozoides, y el selenio es indispensable para su estructura. El glutatión y la coenzima Q10 aportan la energía indispensable para su desplazamiento, potenciando el metabolismo mitocondrial.
OXIDACIÓN
La maduración de los ovocitos, la ovulación, la luteolisis y el desarrollo del endometrio están afectados por un mal equilibrio entre antioxidantes y radicales libres.
En los hombres, los radicales libres atacan a la producción de espermatozoides, cuantitativa y cualitativamente; produciéndose espermetazoides poco numerosos, menos activos y malformados.
El consumo de tabaco y alimentos procesados, el sedentarismo, la contaminación o el estrés son algunos de los factores productores de la oxidación de las células del organismo. El aumento en la ingesta de alimentos ricos en antioxidantes será la base para reducir la oxidación y sus efectos comentados sobre la fertilidad.
EL CONSUMO DE TÓXICOS
Las dioxinas son sustancias tóxicas contenidas en algunos alimentos industriales por su procesamiento o derivadas de herbicidas y pesticidas. El consumo de dioxinas puede provocar problemas en la reproducción y el desarrollo, en la producción de hormonas y recientemente se han encontrado asociaciones entre las dioxinas y la endometriosis. Aunque su consumo es en forma de trazas, son fácilmente acumulables en nuestro tejido adiposo. Podemos conseguir su reducción consumiendo alimentos ecológicos y poco procesados. Entre los antioxidantes más potentes podemos encontrar:
- – Glutation: brócoli, espinacas, coles de bruselas
- – Superoxido dismutasa: crucíferas, cebada
- – Coenzima Q10: semillas de sésamo, girasol
- – Ácido lipoico: acelgas, diente de león, brócoli, espinacas, huevos
- – Vitamina C: grosella negra, perejil, kiwi, pimiento rojo, limón
- – Curcumina: cúrcuma
- – Vitamina E: nueces, almendras, avellanas, pipas de girasol
- – Betacarotenos: zanahorias, pimientos, calabaza, boniato
- – Resveratrol: uvas, bayas, acai
- – Zinc: pipas de calabaza, semillas, cacao
- – Selenio: pescados, nueces, moluscos
- – Flavonoides y antocianinas: arándanos, ciruelas, frambuesas, manzana roja.
Por otra parte, el tabaco, el alcohol, los metales pesados, ftalatos y los xenoestrógenos, como los pesticidas y bisfenoles, debilitan la cantidad y vigor de los espermatozoides. Como comentábamos al principio, realizar un periodo de detoxificación previo a la concepción incrementará la fertilidad y evitará problemas durante el embarazo.
LA DESNUTRICIÓN
Una mayoría de las mujeres embarazadas no recibe los aportes diarios recomendados en vitamina B2, betacaroteno y calcio; y más de tres cuartas partes tienen carencias de B1, B6, B9 y magnesio. Alimentos como las legumbres, los cereales integrales, las semillas y frutos secos, verduras de color verde, naranja y rojo y el pollo ecológico, entre otros, nos aportarán una alta concentración de estos nutrientes.
Recientes estudios sobre las tasas sanguíneas de vitamina D indican que éstas son alarmantes para el conjunto de la población, y demuestran la importancia crucial de la vitamina D en el buen desarrollo del embarazo y para el desarrollo óptimo del bebé. Consumir pescados azules pequeños, huevos ecológicos y tomar el sol sin cremas, productos cosméticos o protección en las horas de menos intensidad nos ayudará a incrementar las reservas de vitamina D.
Por otro lado, los efectos de los omega 3 antiinflamatorios y fluidificantes sobre las membranas celulares son interesantes en la gestión de la glucemia y del síndrome inflamatorio crónico. Aportes en ácidos grasos poliinsaturados de buena calidad (omega 3 y 6) participan en una producción optimizada de hormonas, de prostaglandinas y de otros mediadores de la inflamación, y favorecen la salud de las membranas celulares de los órganos implicados en la reproducción. Por este motivo, antes y durante el embarazo, se debe aumentar el consumo de alimentos que los contengan, como semillas oleaginosas (lino, sésamo, chía, pipas), frutos secos naturales o pescados azules pequeños (boquerones, sardinas, anchoas).
EL TABACO, EL ALCOHOL, LOS METALES PESADOS, FTALATOS Y LOS XENOESTRÓGENOS, COMO LOS PESTICIDAS Y BISFENOLES, DEBILITAN LA CANTIDAD Y VIGOR DE LOS ESPERMATOZOIDES
El hierro y el zinc juegan un papel fundamental en la ovulación y en los ciclos menstruales, y el ácido fólico parece indispensable para la calidad y maduración de los ovocitos, además de prevenir los defectos en el tubo neural reduciendo los problemas que puedan surgir en el cerebro o la médula espinal. En las verduras de hoja verde, los moluscos, los frutos secos y las pipas, los cereales integrales y las legumbres encontraremos un alto porcentaje de estos tres nutrientes.
Sería conveniente completar la alimentación con un suplemento nutricional rico en vitaminas del grupo B, hierro, zinc, vitamina D y antioxidantes los meses previos al embarazo y durante el primer trimestre.
Para finalizar, apuntaremos la importancia de realizar ejercicios aeróbicos, tonificantes y actividades relajantes como yoga y meditación para fomentar la función de detoxificación hepática con su consecuente eliminación de tóxicos, el equilibrio del porcentaje graso y la reducción del estrés.
MARTA ALONSO ALMELA. Nutricionista en la Clínica de Medicina Integrativa (CMI)
Artículo publicado en la Revista Vivo Sano nº21